Aprender un idioma parece una meta intimidante cuando tienes muchas cosas que hacer, porque…así es la vida. Pero…¿te cuento un secreto? No necesitas pasar horas al día para lograrlo. ¿Lo que sí necesitas? Constancia, un sistema claro… y unos cuantos minutos bien aprovechados.
En este artículo vamos a explorar cuánto tiempo necesitas dedicar realmente para lograr la fluidez en un idioma. ¿Cómo lo vamos a hacer? Usando y aplicando las Cuatro Leyes del Cambio de Comportamiento detalladas en el libro Hábitos Atómicos de James Clear (Jaime Claro, para los hispanohablantes puristas) para crear un hábito de estudio realista, constante y, sobre todo, sostenible.
Spoiler: Puedes llegar a la fluidez estudiando poco tiempo al día. MUY poco tiempo.
¿Cuánto tiempo necesitas estudiar al día para ser fluido en un idioma?
Vamos primero con la respuesta rápida: es completamente lograble con solo 30 minutos al día, siempre que sea de forma constante. Empecemos a olvidarnos de necesitar dedicar 3 horas diarias para ver progreso. Lo importante no es la cantidad de tiempo… sino la calidad y la repetición. Menos, pero mejor.
¿Qué dice la evidencia?
Según estimaciones del Marco Común Europeo de Referencia (MCER), pasar de un nivel principiante (A1) a un nivel intermedio (B1) requiere aproximadamente 300 horas de estudio acumulado. ¡300 horas! ¿No será mucho? Hagamos unos simples cálculos:
- Si estudias 30 minutos al día, estás invirtiendo 0.5 horas diarias.
- 300 horas dividido por 0.5 horas al día = 600 días de estudio.
- Eso equivale a 20 meses (1 año y 8 meses) para alcanzar un nivel intermedio, sin dedicar más de 30 minutos por día.
¿Y si redoblamos la apuesta?
- Proporción inversa. Si le dedicas el doble de horas, entonces te demorarías la mitad del tiempo y llegarías a ese nivel en 10 meses.
- ¡De seguro te demoras incluso menos si combinas estudio con práctica conversacional real!
💡 La clave está en la constancia, no en la cantidad. No te enfoques en ser constantemente excelente. Enfócate en ser excelentemente constante.
Cómo formar el hábito de estudiar con las 4 Leyes del Cambio de Comportamiento
En Hábitos Atómicos, James Clear explica que cambiar un comportamiento no es cuestión de fuerza de voluntad, sino de establecer y consolidar un sistema que te garantice resultados. “Las metas son para la gente que está interesada en ganar una vez. Los sistemas son para la gente que está interesada en ganar repetidas veces.” Pasemos a ver las 4 leyes para formar un nuevo hábito, aplicadas al aprendizaje de idiomas:
Ley 1 – Hazlo obvio
La primera tarea es minimizar cualquier tipo de resistencia. ¿Qué entendemos por resistencia? Todo aquello que impida y trabaje en contra de la creación de nuevos hábitos. Para esto, queremos automatizar la mayor cantidad de decisiones posibles. ¿Dónde estudio? ¿Cuándo estudio? ¿Cómo voy a estudiar? La idea es definir todo esto desde antes, así nuestra única tarea se convierte en estar donde dijimos que íbamos a estar y hacer lo que dijimos que ibamos a hacer.
- Define un lugar y una hora específica cada día: “De Lunes a Viernes a las 10:45 AM, voy a estudiar inglés media hora en mi escritorio.”
- Usa recordatorios visuales: deja tus materiales de estudio en un lugar visible o o agenda una alarma diaria.
- Conecta el hábito con algo que ya haces: “Después de lavarme los dientes en la mañana, voy a practicar portugués.”
Ley 2 – Hazlo atractivo
Si no lo disfrutas, esto no va a prosperar. El objetivo aquí es liberar todos esos neurotransmisores cerebrales que nos hacen sentir bien y que te diviertas en esa media hora u hora que vas a dedicar. ¿Cómo lo hacemos entonces?
- Elige recursos que disfrutes: podcasts, videos cortos, clases conversacionales.
- Enfócate en temas que te interesen: negocios, viajes, cultura pop, deportes, y un larguísimo etc.
- Junta el estudio con algo placentero: el café que te gusta, velas aromatizantes o esencias para activar los sentidos, el mix de lo-fi beats que sugiere YouTube con el dibujo de la niña de chaleco verde y bufanda roja con su cabeza apoyada en su mano. (Tú sabes de cual hablo, no te hagas que no.)
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Ley 3 – Hazlo fácil
Un hábito difícil de mantener es difícil de mantener. ¿Suena obvio? Lo es. Así y todo, como humanos no aprendemos y caemos en el Vuelo de Ícaro. Nos ponemos muy ambiciosos, volamos muy cerca del sol, y bueh…ya sabemos que le pasó a Ícaro. ¿Qué hacer?
- Empezar con algo pequeño y definitivamente lograble: ¿30 minutos es mucho? Bájale a 15. ¿Todavía es mucho? Bájale a 10. O a 5. Prueba y busca tu base. Cuando la encuentres, ya tienes tu punto de partida y aumenta progresivamente desde ahí.
- De nuevo: La resistencia es el enemigo. Usa recursos de fácil acceso, a los que puedes echar mano rápido.
- Reduce fricción: deja listo todo lo que necesitas planificado con antelación. Asegúrate de que todo esté en orden para que tu responsabilidad sea solo llegar y dedicar el tiempo que dijiste que le ibas a dedicar.
Ley 4 – Hazlo satisfactorio
Aaaaahhh, el ciclo de recompensa que está en nuestro cerebro es una cosa maravillosa. Piensa en todas las cosas que has hecho en tu vida que has disfrutado haciendo y en las que además has logrado resultados positivos. La recompensa inmediata refuerza el hábito.
- Celebra mini logros: Marca un check en tu lista de tareas del día. Disfruta un capítulo de la serie del momento que estás viendo después de haber cumplido con tu objetivo. Cómprate tu snack favorito.
- Registra tu progreso para ver cómo avanzas. Lo que no se mide, no se mejora. Asegúrate de llevar registro de tus bloques de estudio para ver donde estás obteniendo los resultados que te dejan conforme y donde necesitas hacer ajustes.
- Conecta con otras personas que también están aprendiendo. Así pueden compartir consejos y recomendaciones para ayudarse mutuamente en este viaje en que se embarcaron. Somos series sociales por naturaleza, a un nivel evolutivo, y no es por nada.
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¿Y cómo empiezo hoy?
Si crees que “no tienes tiempo”, seamos honestos y vamos con la verdad de frente: no necesitas más tiempo, necesitas un sistema que funcione para ti.
Empieza con 30 minutos al día. Aplica las 4 leyes del cambio. Elige un espacio de aprendizaje que se adapte a tu rutina. Y recuerda: la fluidez no llega en un solo día…la construyes todos los días, con pequeños pasos. Y no lo digo yo, lo dice la evidencia.
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